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viernes, 15 de julio de 2016

Pecado recurrente


Has caído otra vez en ese pecado recurrente y te sientes muy mal, por más que pides perdón a Dios te sigues culpabilizando.
Tengo algo que decirte, un enemigo muy superior a ti te está entrampando, y no puedes luchar tú solo contra él. Necesitas ayuda.
Cayendo en el pecadoLa buena noticia es que Dios lo sabe y quiere ayudarte. 

1 Pedro 5:8-9 “Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.”
Si este enemigo es más fuerte que nosotros, debemos refugiarnos en Dios que es mucho más fuerte que nuestro enemigo. Entonces, sólo así ganaremos la batalla, así que, no te culpes por haber caído tantas veces, ahora sabes que te faltan fuerzas para vencer esa tentación. 

 ¿Cómo puedo refugiarme en Dios frente a la tentación? 

Cuando conduces un coche de noche en una carretera de doble sentido, la recomendación es no mirar a los faros de los coches que vienen de frente, sobre todo en una curva, debes poner la vista en el final de tu camino, hacia donde te diriges, porque si miras lo que debes evitar (las luces de los coches contrarios) inconscientemente te dirigirás hacia ellos y podrías tener un accidente.
Con el pecado ocurre lo mismo, si oramos enfocándonos en el pecado, dedicamos gran parte de nuestro esfuerzo al pecado y sin quererlo, lo estamos reforzando. La alternativa es orar pidiendo a Dios que nuestra mente no se aparte de Él cuando estamos en tentación, el centro de la oración ya no es el pecado, ahora nos enfocamos en Cristo que murió por ese pecado, lo alabamos por su gran sacrificio y le pedimos que aleje de nosotros el deseo de pecar.
Mientras estamos orientados a Dios, desviamos nuestros pensamientos de la tentación en sí y de ese modo vencemos. 

El pecado repetido modifica nuestra mente, ¿Cómo reestablecerla?

Todo hábito deja en nuestra mente una huella imborrable, la repetición de un acto hace que en nuestro cerebro se cree un camino de conexiones neuronales y sus ramificaciones se van reforzando y aumentando conforme más arraigado esté el hábito. Es muy difícil luchar contra ese pecado repetido cuando ha dejado una huella en nuestro cerebro.
Cuanto más aumenta dicha huella más difícil es abandonar la costumbre. No podemos eliminar la antigua huella pero podemos no alimentarla. Entonces, ¿Qué hacemos? Abrimos otro camino neuronal.  Sustituir el mal hábito por otro hábito saludable crea nuevas conexiones neuronales, una nueva huella que se irá reforzando a medida que la usemos.
Algunos ejemplos de alternativas sustitutivas pueden ser: hacer ejercicio, leer la biblia, dedicarte a un hobbie, etc. Esta nueva rutina debería ser motivante, algo que desees hacer, algo que pueda competir contra el deseo de pecar. Si no te gusta la alternativa, estarás obligando a tu mente a luchar contra la desgana de realizar la nueva costumbre y luchar a la vez contra las ganas de volver al pecado, sería un doble esfuerzo. 

Anticiparse y planificar la victoria ante la tentación.

 Al principio, el deseo antiguo será mucho más fuerte y por eso debemos anticiparnos y planear la salida.  Proverbios 24:6 “Porque con estrategia harás la guerra; y la victoria está en la multitud de consejeros.” ¿Cómo anticiparnos y planear? Debemos identificar cuáles son los estímulos que preceden al deseo del pecado, estos aparecen antes de la tentación.  
Debemos poner remedio en la fase previa a la tentación porque es la fase en la que estamos más fuertes, en cambio, cuando la tentación nos atrapa estamos más débiles, por eso hay que anticiparse. Por ejemplo, supongamos que la debilidad es mirar material obsceno, habría que evitar no sólo el material en sí, también habría que evitar mirar cualquier película, o elegirlas muy bien, la mayoría de ellas tienen escenas “subidas de tono”.
Otra forma de anticiparte sería parar los pensamientos que estén asociados al pecado, detenerlos justo cuando aparecen, sustituirlos por otros, es posible que debas dejar de juntarte con personas que hacen comentarios o chistes picantes. Se trata de cercar un muro de protección en la distancia, porque cuando estás demasiado cerca, también eres más vulnerable. 

Alcanza pequeñas metas

En el proceso de recuperación habrá recaídas, tranquilo, son naturales, no te castigues por ello, éstas se irán haciendo menos frecuentes. El nuevo camino neuronal tiene que reforzarse y esto llevará tiempo, cuanto más lo uses más fuerte se hará y habrá menos recaídas. No te pongas la gran meta de no pecar nunca más, eso hará que te desanimes en las recaídas, propón en tu mente pasar la tentación presente.
Cuando vences las pequeñas batallas Dios está orgulloso de ti, cuántas más victorias, más fuerte el guerrero. 

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