VOLVER A EMPEZAR
Cuando era pequeña me encantaba leer mis cuentos favoritos
una y otra vez, nunca me cansaba de volver
a empezar la misma historia cuyo final conocía de memoria. Ya sabía que el Príncipe se casaba con la Cenicienta,
que La Bella Durmiente era despertada de su eterno sueño por un beso, que Pinocho
se convertía en un niño de verdad cuando dejaba de decir mentiras o
que Caperucita Roja conseguía escapar del temible lobo feroz, pero, cada vez que
volvía a sumergirme en estas historias que forman parte de la infancia de cualquier niño, sentía la misma emoción que
la primera vez que mis padres me contaron estos cuentos antes de ir a dormir, cuando era tan pequeña que aún no sabía
leer.
Volver a empezar es algo que sucede con frecuencia en la vida de un niño, como cada vez que construías un castillo en la arena de la playa, tras haber sido destruido por una ola traicionera. Y con la llegada del Otoño, llegaba un nuevo volver a empezar en las aulas, con el comienzo del nuevo curso, vuelta al cole y a las rutinas escolares, a momentos buenos y a veces no tan buenos cuando eras la persona menos popular de la clase y tus compañeros se reían de ti, pero en definitiva, sentías la fuerza necesaria para volver a empezar en cualquier faceta de tu vida, incluso si tu padre era trasladado por su empresa a otra ciudad y tenias que comenzar de cero en un nuevo colegio, con nuevos amigos y en una ciudad desconocida. Tu página en blanco siempre permanecía abierta y preparada para volver a empezar un nuevo capítulo de tu vida, que tú escribías emocionado en cada nuevo párrafo.
Volver a empezar es algo que sucede con frecuencia en la vida de un niño, como cada vez que construías un castillo en la arena de la playa, tras haber sido destruido por una ola traicionera. Y con la llegada del Otoño, llegaba un nuevo volver a empezar en las aulas, con el comienzo del nuevo curso, vuelta al cole y a las rutinas escolares, a momentos buenos y a veces no tan buenos cuando eras la persona menos popular de la clase y tus compañeros se reían de ti, pero en definitiva, sentías la fuerza necesaria para volver a empezar en cualquier faceta de tu vida, incluso si tu padre era trasladado por su empresa a otra ciudad y tenias que comenzar de cero en un nuevo colegio, con nuevos amigos y en una ciudad desconocida. Tu página en blanco siempre permanecía abierta y preparada para volver a empezar un nuevo capítulo de tu vida, que tú escribías emocionado en cada nuevo párrafo.
Sin embargo, a medida que nos vamos haciendo mayores, nos
damos cuenta que, en realidad, no estamos preparados para tener que volver a empezar, sobre
todo, si ese
comienzo es forzoso, inesperado y está lleno de incertidumbre. Seguro
que mientras lees esto, recuerdas ese momento en el que has sido
despedido de tu empresa, después de tantos años de experiencia en un
lugar que considerabas
tu segundo hogar, donde eras un profesional valorado y con una
trayectoria consolidada. Seguro que conoces a alguien, o tal vez te ha
sucedido a ti mismo,
que ha pasado de tener una vida familiar estable y aparentemente feliz a
encontrarse divorciado, sin poder llegar a
final de mes y con pocas
posibilidades
de recuperar su antigua vida o de pasar más tiempo con sus hijos.
Y...¿qué me
dices de esas parejas que llevan juntas toda su vida y de repente una de
ellas
fallece o te deja por otra persona? Te sientes totalmente perdido, sin
fuerza vital para comenzar
un nuevo recorrido y lo mismo sucede cuando pierdes a un hijo, tu mundo
se derrumba por completo. Y si miramos a nuestro alrededor, todos
tenemos amigos o
familiares que han sufrido graves accidentes de tráfico y han tenido que
volver a empezar su vida con una grave minusvalía y lo mismo
sucede cuando tienes que afrontar tu diario caminar tras sufrir una
grave enfermedad que ha dañado tu estado de ánimo. Y aún sin
la necesidad de que ocurran grandes desgracias en nuestra vida, volver
a empezar siempre resulta una tarea ardua y difícil, porque te aferras a un pasado
feliz, pleno y estable, que en tu horizonte presente parece inexistente y no todos somos
de naturaleza optimista cuando los problemas crecen a nuestro alrededor y no vemos luz al final del túnel.
Esta tarde pensaba en todo esto mientras observaba a un grupo de jóvenes jugando una partida de bolos en un parque. Lanzas la bola con energía y los bolos fuertemente golpeados caen al suelo y si no queda ninguno en pie, entonces ganas la partida. Pero en la vida sucede justamente lo contrario. Los problemas te golpean a veces con tanta dureza, que te hacen perder el equilibrio y entonces tu autoestima desciende a su nivel más bajo. Sientes que no tienes fuerza para levantarte y volver a empezar. Sin embargo, la propia naturaleza del ser humano te hace descubrir que, precisamente, gracias a que la vida te golpea más de lo esperado, aprendes a hacerte más resistente y a usar recursos que pensabas que no tenías y que en otras circunstancias hubieran permanecido dormidos. Aprendes a conocerte mejor a ti mismo, convirtiéndote en un "bolo" que no se cae en la primera embestida que sufre con el siguiente problema que la vida le plantee y el hacerte más fuerte, obra el milagro de hacerte creer más en ti mismo.
Cuando todo va bien en tu vida, te
dejas llevar por un falso equilibrio y sólo ves lo que tienes delante,
piensas que todo permanecerá tal y como está en ese momento y que tu
estabilidad va a perdurar en el tiempo. Crees que siempre estarás
jugando la misma partida en el mismo terreno de juego, porque estás tan
inmerso en tu rutina, que parece que cada nuevo día es una continuación
del anterior y así, el día que la vida decide jugar a los bolos contigo y
te golpea con fuerza, te pilla desprevenido y te quedas aturdido, sin
saber cómo reaccionar. No eres consciente de que toda tu vida es un volver a empezar
continuo, desde que te levantas cada mañana y así es cómo deberías
considerarlo, de esta manera encontrarías los estímulos necesarios para
llenar la página en blanco de ese día de tu vida, con energías
renovadas y optimismo, porque todo está por hacer.
Todos hemos tenido que volver
a empezar a lo largo de nuestra vida, no una, sino varias veces y
reconozco
que no es fácil, sobre todo cuando ya conoces el terreno de juego que
pisas y de repente
debes sortear los obstáculos que aparecen en un nuevo y desconocido
escenario. Pero el mundo, tal y como lo
conocíamos ha dejado de existir. Ya no existe un "para siempre" en
ninguna faceta de nuestra vida y debes aprender a jugar en terrenos de
incertidumbre, donde existen varias incógnitas y no sabes de antemano
cuál será el
resultado final, algo que sí sucedía en los cuentos que leías en tu
infancia, donde tenías la certeza de que todos serían felices y comerían
perdices. Pero no pienses que tu vida tiene más incertidumbre que la de
los demás o que las cosas te van peor que a nadie, porque cualquier
persona que puedas pensar que tiene una vida feliz y un trabajo estable,
se enfrenta hoy en día a la misma situación de duda que cualquier otro,
porque hoy nada es seguro para nadie y es precisamente esta inseguridad
la que puedes convertir en una gran ventaja, al saber que nada está
determinado y que puedes construir tu presente día a día con lo que
pienses y hagas en este momento, porque eso determinará tu mañana. Con
el paso del tiempo me di cuenta que mis cuentos favoritos no eran los
tradicionales con un planteamiento lineal y un sólo final, sino aquellos
con giros argumentales en los que tenías la posibilidad de elegir
diferentes finales y así cada volver a empezar se convertía en una nueva aventura y en un momento único.
Antes de volver a empezar,
debes saber qué esperas
realmente de la vida y de ti mismo y cómo te gustaría vivir. Deja de
ponerte excusas y piensa por un momento: ¿cómo te ves ahora mismo?
¿dónde te ves dentro de unos años? seguro que la mayor parte del tiempo
tienes pensamientos negativos e incrédulos sobre ti mismo y piensas que
no
podrás salir adelante o que no darás la talla y esto es lo que te aleja
realmente de la vida de tus sueños, no tu situación actual. Piénsalo
porque así es como sucede.
Hoy tienes la posibilidad de descubrir quién eres realmente y de volver
a empezar cómo tu decidas y aunque no puedas cambiar tu situación
actual,
sí puedes cambiar la percepción que tienes de ti mismo, renovar tu
creencia en tu propia persona y quererte tal y como eres y así siempre
estarás preparado para volver a empezar en cualquier escenario
que la vida te presente. Puede que a veces no sepas por dónde volver a empezar, pero sí sabes por dónde NO quieres volver a empezar y eso hará que, tarde o temprano, encuentres tu lugar en el mundo.
Si desde hace cientos de miles de años el sol vuelve a empezar cada día su recorrido por
cada rincón de la tierra e ilumina con su calor la vida de cada ser humano, también tú puedes
volver a empezar una nueva
vida y
acercarte al camino de tus sueños, de la misma manera que cada primavera
las flores se abren otra vez a la vida e inundan el ambiente con su
cálido perfume. Y aunque a veces sientas morir tus ilusiones,
con cada pérdida que la vida te depara, se produce la magia de un nuevo
nacimiento, una nueva fuerza nace en ti y te das cuenta, que en realidad
lo mejor de tu vida ha comenzado cuando has vuelto a empezar y has alcanzado la posibilidad de conocerte a ti mismo y de vivir la vida de tus sueños.
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