El
colapso de las fuerzas armadas iraquíes allanó el camino para el avance
insurgente que, en apenas dos semanas, se ha repartido con los kurdos
el control de Nínive, Saladino, Kirkuk y Diyala, Anbar ya estaba en
manos de los grupos suníes desde enero.
La primera víctima de esta caza de brujas fue la estatua del poeta árabe Abu Tammam en el centro de Mosul.